UN MOMENTO CUALQUIERA

hoy tocaba la sempiterna biblioteca, mi lugar, el de nadie. una invención. ahí imaginé quedar para un primer encuentro con un chico. me he micro enamorado. esperaba a la cola de las que se dejan siempre el carnet en casa y excepcionalmente con el carnet de identidad pueden sacar sus libros. miraba mi turno y miraba al chico. me ha recordado a scott mathew, por su pelo y su barba. tenía pinta de judío ortodoxo. vestido de negro, sus largas manos blancas asomaban para realizar todas las maniobras necesarias para encontrarme en la red. lo observaba a paso lento. después me ha devuelto el carnet.

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